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En la mitología griega, Mnemósine o Mnemosina (en griego antiguo, Μνημοσύνη Mnēmosýnē, de μνήμη mnếmē, 'memoria'), era la personificación de la memoria. Esta titánide era la hija de Gea y Urano,[1] y la madre de las musas con Zeus. [2] En la Teogonía, de Hesíodo, los reyes y los poetas recibían el poder de hablar con la autoridad de Mnemósine (la memoria) a través de su especial relación con las musas.[3] Se dice que Zeus gozó de su tía Mnemósine en las colinas de Pieria durante nueve noches consecutivas, de las que nacieron «nueve jóvenes de iguales pensamientos, interesadas sólo por el canto».[2] Al menos un autor dice que para aproximarse a la titánide, Zeus se hizo pasar por pastor.[4] Estas nueve hermanas son llamadas «Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope; esta es la más importante porque asiste a los venerables reyes».[5] Los romanos directamente transcribían al latín su nombre, Mnemosyne, y al menos Higino la denomina como Moneta, siendo el único autor que imagina a Mnemósine como hija de Júpiter y Clímene.[6] Con Crío tuvo a Ogiges según un mito tardío.[cita requerida]
Mnemósine también era el nombre de un río del Hades, opuesto al Lete, de acuerdo con una serie de inscripciones funerarias griegas del siglo IV a. C. escritas en hexámetros dactílicos. Las almas de los muertos bebían del Lete para así no poder recordar sus vidas anteriores cuando se reencarnaban. Los iniciados eran animados a beber del río Mnemósine cuando morían, en lugar de hacerlo del Lete. Estas inscripciones podrían estar relacionadas con una religión mistérica secreta, o bien con la poesía de Orfeo.[7] Pausanias menciona una estatua de Mnemosine en Atenas y también nos dice que aquellos que deseaban consultar al oráculo de Trofonio en Beocia[8] se les hacía beber alternativamente de dos fuentes llamadas «Lete» y «Mnemósine»[9] (o el Olvido y la Memoria, démones por naturaleza antagónicos).[10] Un procedimiento similar se describe en el mito de Er al final de La República, de Platón. De nuevo Pausanias observó en sus viajes que en Atenas se exhibía las estatuas de Atenea Paionia, Zeus, Mnemósine, las Musas y Apolo.[11]
Como Mneme (Μνημη), esto es, la personificación de la Memoria, fue una de las tres musas que en los primeros tiempos fueron adoradas en Ascra en Beocia, cuyo culto iniciaron los gigantescos Alóadas.[12] Pero parece haber también una tradición en la que Mneme era la madre de las Musas, porque Ovidio las llama con el patronímico de Mnemónides; si es que no es cierto que Mneme sea una abreviación de Mnemósine.[13] Así Mnemea («Memoria»), como Musa Uránide (o musa antigua), formaba una tríada con Meletea («Práctica») y Aedea («Canción»), veneradas en un culto de Apolo en el monte Helicón.[14] Alcmán dice que la Memoria tiene grandes ojos, pues a través de ella podemos evocar el pasado.[15] Diodoro Sículo, que era historiador, pero no poeta, también suscribe que: «de las titánides dicen que Mnemósine descubrió los usos del poder de la razón, y que dio una designación a cada objeto que nos rodea por medio de los nombres que usamos para expresar lo que quisiéramos y mantener una conversación con uno. A la diosa también se le atribuye el poder de traer cosas a la memoria y al recuerdo (mneme) que poseen los hombres, y es este poder el que le dio el nombre que recibió».[16]